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Departamento de Orientación. Orientadora de ESO y Bachillerato.

domingo, 28 de diciembre de 2008

LA MEJOR DECISIÓN

CÓMO TOMAR LA MEJOR DECISIÓN
LA MEJOR DECISIÓN

Las estadísticas no engañan. La elección de carrera normalmente no se hace bien: tres de cada cuatro estudiantes se equivocan de carrera dos de cada tres pierden al menos un año y uno de cada dos no sabe qué estudiar.
El desconcierto es más frecuente de lo que pudiera parecer a primera vista.

El inicio es evidente. Hay que empezar por conocerse a uno mismo, por descubrir la vocación y por saber que se esconde realmente bajo el nombre de cada uno de los estudios.
Sus asignaturas, su dificultad, su contenido, sus funciones o sus salidas profesionales son algunas de las respuestas que hay que buscar antes de decidirse por la elección de carrera.

Decisión no determinante

El elegir una u otra carrera supone una decisión muy importante. Sin embargo, hay que destacar que no determinará nuestro futuro profesional. Muchos titulados universitarios no trabajan directamente en lo que han estudiado y, sin embargo, ocupan cargos de responsabilidad en la empresa.
En estos casos, los empresarios no buscan a un titulado especializado, sino que es suficiente con tener una buena formación académica. En este sentido, conviene recordar que aproximadamente la mitad de los titulados universitarios trabajan en campos para los que teóricamente no se han preparado.
Una vez que se ha descubierto cuál es la vocación, lo mejor es dejarse llevar por ella.
Una elección guiada por el gusto, por la vocación, por las aptitudes y las actitudes lleva al éxito académico y a conseguir un buen grado de satisfacción durante la etapa universitaria.
Lo contrario, el guiarse exclusivamente por la situación del mercado laboral es tentar al fracaso académico, a la frustración y al desengaño.
Además, hay que tener en cuenta que se conoce cuál es el mercado laboral actual, pero es imposible saber cómo estará dentro de unos años. Por ello, si la elección se basa únicamente en el futuro laboral se corren dos riesgos:
- uno, acabar la carrera y no encontrar trabajo porque la situación laboral ha cambiado y,
- otro, trabajar toda la vida en algo para lo que no se tienen aptitudes y que no gusta.

Orientar e informar

Con este planteamiento, y para dar respuesta a los interrogantes que surgen en la esfera académica, dispones del D. De Orientación.
De consulta obligada para alumnos, padres y profesores, para solventar todos los interrogantes que se plantean en el panorama académico, tanto a nivel informativo y de orientación como desde el punto de vista de las salidas profesionales.
Hay que tener en cuenta que la vida académica es larga. Son muchos años de preparación, esfuerzo y de clavar los codos sobre la mesa de estudio, años de sacrificio, de expectativas y de ilusiones.
El objetivo es acabar la carrera, dar paso a la vocación, convertirse en un profesional, trabajar en lo que a uno le gusta y para lo que se ha preparado.
Pero, ¿y si no está clara la vocación?, ¿y si no se sabe qué estudiar? En estos casos, la solución pasa por indagar en uno mismo y saber qué se quiere ser, qué se quiere estudiar y en qué se quiere trabajar.
Empezar por conocerse, analizar las alternativas de formación y decidir dónde estudiar son los pilares que hay que tener en cuenta antes de dar un paso tan decisivo como es el matricularse en la universidad.
Consideremos que es imposible escoger bien sin saber cómo somos y qué queremos hacer en la vida.
Hay que analizar el grado de vocación, las preferencias académicas, los valores, el concepto que se tiene de uno mismo, la capacidad de trabajo y el entorno social y familiar. No hay un estudio al respecto, pero parece evidente, los padres son los que más se preocupan del futuro de sus hijos, los que quieren ayudarles en su decisión, los que quieren aconsejarles. Pero los padres no siempre tienen las herramientas necesarias para hacerlo. Suelen ver a sus hijos sin mucha motivación por nada, con aparente apatía y sin una gran capacidad de decisión.
La elección no es fácil y, además, a los 17 ó 18 años un individuo está en una fase profunda de cambios. En muchos casos, desaparecen unos valores y aparecen otros nuevos, se atraviesa un momento de inseguridad y se puede llegar a perder la confianza en uno mismo.
A esto hay que unir que la decisión siempre es propia y personal y que existen unos condicionantes sociales, como el límite de acceso o la nota de selectividad que impiden que la elección sea totalmente libre.
Por ello, en ocasiones, aunque se tengan muy claras las ideas sobre qué carrera se quiere estudiar, pueden darse determinadas circunstancias que lo impidan.
Existen diferentes alternativas una vez que el estudiante encara la recta final del Bachillerato y se coloca en el disparadero de la formación. Desde carreras universitarias y títulos de formación profesional, hasta enseñanzas artísticas y especializadas, carreras privadas o carrera militar.
Cada alternativa tiene diferentes salidas profesionales, implica estudiar materias distintas y tener perfiles personales diferenciados. El descubrir cada estudio y cada alternativa académica pasa por informarse en los lugares adecuados y con las personas que más saben sobre los diferentes temas y opciones.
El camino más directo es preguntar a profesores, a estudiantes y a profesionales.
En este sentido hay que señalar que la información mínima que se debe conseguir es qué se estudia en cada carrera, cuál es el perfil del estudiante, su grado de dificultad, cuáles son las asignaturas más difíciles, las funciones para las que prepara y las salidas profesionales más habituales.
De este modo se tiene una visión práctica y amplia de todo aquello que puede ser interesante para el futuro desarrollo profesional.
No lo minusvalores: la elección de carrera es importante.
Hay que tener en cuenta que cada una de ellas proporciona unos conocimientos y unas habilidades profesionales concretas.
Serán muchas horas de estudio y determinará a qué campos del saber va a dedicar sus energías, cuál va a ser su formación básica y, muy probablemente, a qué actividad profesional va a dedicar la mayor parte de su vida laboral.
Una universidad, un mundo
Una vez descubierta la vocación y aclarada la carrera que se quiere estudiar, sólo falta encontrar el lugar adecuado.
Hay muchas alternativas para elegir. Partimos de la base de que las universidades no son iguales. Es más, todas son diferentes. Además, si se ha realizado un planteamiento riguroso y serio sobre la elección de carrera, no se puede dejar en manos del destino la elección del centro o de la universidad.
En este sentido, existe un estudio global, hecho en España, sobre calidad universitaria, estudio para el que se ha pedido la opinión a rectores, decanos, directores de escuelas universitarias, catedráticos, profesores y responsables de centros de postgrado. En total, más de 4.000 personas vinculadas con el mundo académico. El estudio se hace eco de opiniones y se ofrecen como valor añadido para que cada estudiante tenga otro punto de referencia a la hora de elegir un centro universitario.
Una elección detallada del centro debe tener en cuenta criterios objetivos y datos tangibles como las características de cada centro o universidad, las carreras que imparte, el funcionamiento del servicio de información, las becas que concede, el volumen de su biblioteca, las actividades culturales y deportivas que organiza, el sistema de acceso, los equipos informáticos, las publicaciones, la investigación, los institutos universitarios, el transporte y los alojamientos.
No es oro todo lo que reluce. Es cierto que hay carreras que tienen una gran demanda de empleo, pero también es cierto que más del 50 por 100 de las ofertas de empleo que piden universitarios no especifican la titulación.
Por ello, sí es cierto que el mercado laboral y las salidas profesionales deben ser un punto de referencia a la hora de valorar la elección de carrera, pero, bajo ningún concepto, debe ser el motivo que desnivele la balanza en uno u otro sentido.
Un reciente estudio de Círculo de Progreso sobre el mercado laboral «Infoempleo: oferta y demanda laboral en España, 1997», que analizaba 104.890 ofertas de empleo dirigidas a titulados universitarios, señala que los puestos de trabajo más demandados son:
- comerciales (12,07 %),
- técnicos comerciales (11,42 %),
- técnicos de producción (10,68 %),
- jefe o director comercial (10,21 %),
- programador informática (7,28 %),
- jefe o director de producción (7,24 %),
- analista programador (7,16 %) y
- jefe de ventas (3,01 %).
De este análisis se desprende que más del 40 por 100 de las ofertas de empleo se dirigen al sector comercial, puestos que normalmente no especifican una titulación concreta y a los que cualquier universitario puede optar.
Sobre las titulaciones universitarias más demandadas por los empresarios, destacan:
- Ingeniero Técnico Industrial (11,89 %),
- Económicas (11,08 %),
- Ingeniero Industrial (10,17 %),
- Administración y Dirección de Empresas (9,92 %) e
- Ingeniería Informática (8,19 %).
Por comunidades autónomas, las que más oferta de trabajo generan son:
- Cataluña (27,62 %),
- Madrid (27,20 %),
- País Vasco (7,70 %) y
- Andalucía (6,72 %).